La ideología del liberalismo
económico propugnó la liberación
del mercado de tierras y la imposición de la propiedad privada sobre ellas, con distintas manifestaciones según
los países (enclosures en
Inglaterra desde el siglo XVIII; en España supresión de mayorazgos y señoríos desde los Cortes de Cádiz, de
samortización de Mendizábal en 1836). La formación de mercados nacionales unificados implicaba la unificación de los pesos
y medidas, y la liberalización de los precios frente al anterior proteccionismo mercantilista, tarea que el despotismo
ilustrado había iniciado desde
supuestos fisiócratas a mediados del siglo XVIII. La supresión de
la tasa del
trigo en España en 1765 estuvo
entre las causas del motín
de Es quilache, a partir de lo cual
la lenta tramitación de unaLey Agraria no llegó a
resultados efectivos (Informe de Jovellanos, 1795). En el
Imperio austríaco se produjo la abolición de la servidumbre (José
II, 1785), que en el Imperio ruso no
llegó hasta 1861 (reforma de Alejandro II ). En Francia, la Revolución
de 1789 suprimió los derechos
feudales, proporcionando una base de pequeños propietarios pero con suficiente
capacidad de capitalización, muy implicados con su tierra, que caracterizó
desde entonces la vitalidad y especial fuerza social y política del campo
francés. En Inglaterra, el predominio de los terratenientes y la gentry en el Parlamento logró mantener hasta bien entrado el siglo XIX
el proteccionismo de las Corn Laws para evitar un descenso
en el precio del trigo, en perjuicio de los industriales que patrocinaron
la Escuela
de Mánchester. Lo que sí se había
producido es la drástica reducción de la población activa agraria ante cada vez
mayor productividad del trabajo. La falta de expectativas de trabajo en el
campo para una población creciente (explosión
demográfica), y la ruptura de las
redes de solidaridad tradicionales en las parroquias rurales (Poor Laws, desaparición de los comunales -en España con la desamortización de Madoz, 1855-) condujo a un imparable éxodo rural que alimentó los suburbios de las ciudades
industriales.
El uso de abonos químicos (fosfatos, nitratos, etc.) la mecanización y los estudios científicos de la eda fología y la ingeniería
agrícola transformaron la
agricultura, a finales del siglo XIX, en una actividad similar a la industrial
en cuanto a su conexión con la ciencia y tecnología. No obstante, la
dependencia de la climatología y la periódica irrupción de plagas (hambre
irlandesa de 1845-1849, con
afectación de la patata, filoxera desde 1863, con
afectación de la vid) produjo periódicas crisis agrícolas.
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