Con
la aparición del tractor en el siglo XX, las exigentes tareas de cosechar,
sembrar y trillar pueden realizarse rápidamente, gracias a la tecnología,
los agros químicos y las variedades actuales, un granjero puede
alimentar a 130 personas. El costo de esta productividad es un gran consumo
energético, sobre todo de combustibles fósiles.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMqyqu5sLhmnrOSSD1nsqlff74nbUeHA0oj_k7rDKEb28MeJzkOHWZnjfnFffh8ywaxK-rVW29i5A4jBK2IPqVEfwlMfSSxNIRfHFp5DvJpO0fNpgNW9OInD5yZIZDyvNTb0rG-jpFXQ8/s1600/28112012132753_sembradora+airsem1.jpg)
Además
de comida para humanos y sus animales, se produce cada vez con más amplia
utilidad tales como flores, plantas ornamentales, madera, fertilizantes,
pieles, cuero, productos químicos, productos vio farmacéuticos y drogas tanto
legales como ilegales.
La manipulación genética, la mejor gestión de los nutrientes del suelo y la
mejora en el control de las semillas han aumentado enormemente las cosechas por
unidad de superficie, a cambio estas semillas se han vuelto más sensibles a
plagas y enfermedades, lo que conlleva una necesidad de estos últimos mayores
por parte del agricultor. Al mismo tiempo, la mecanización ha reducido la
exigencia de mano de obra. Las cosechas son generalmente menores en los países
más pobres, al carecer del capital, la tecnología y los conocimientos
científicos necesarios.
Las variedades de semillas han sido mejoradas hasta el punto de poder germinar
más rápido y adaptarse a estaciones más breves en distintos climas. Las
semillas actuales pueden resistir a pesticidas capaces de exterminar a todas
las plantas verdes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario